Por: Sebastián García, Alexandra Martínez y Leandro Theran, Especial para Hora en Punto
Nuestros padres siempre tuvieron razón cuando nos daban como consejo, y muchas veces hasta como cantaleta, que la mejor escuela es la misma vida. Esa vida que es fascinante por la manera como nos muestra el camino, donde muchas veces no entendemos por qué llegamos a ella, pero que, sin duda alguna, vale la pena vivir.
Y esta es una de esas historias: una llena de superación, de talento, coraje y de muchas ganas de seguir viviendo.
Ella es orgullosamente barranquillera. Nació en el barrio “La Unión”, ubicado al sur oriente de la ciudad. Comunicadora social y periodista como le gusta que digan, ya que siente que en los últimos años los jóvenes se les olvida que aparte de ser graduados como comunicadores, también son periodistas. Ha hecho estudios en este campo como lo son una especialización en gerencia y gestión de la comunicación organizacional, maestría en altos estudios políticos y económicos, entre otras.
Y es que Belinda Luz García Jiménez ha sido, desde joven, una mujer dedicada a aprender, guerrear y demostrar lo que ella era capaz de hacer como comunicadora y periodista. «Es una guerrera de la vida. Una mujer que ha afrontado unas situaciones difíciles, sin embargo, cuando la ves, piensas que es mentira. Es muy fuerte y con una excelente actitud de vida», nos cuenta Jorge Peñaloza, su amigo y colega durante muchos años. “Debería descansar más. Es muy trabajadora, tanto, que a veces se excede. Tiene una capacidad única para salir adelante”, afirmó.
Su hijo simple y sencillamente es su vida. “Mi hijo juega un papel muy importante. Dios me dio la oportunidad de tenerlo solo a él”, cuenta con voz entrecortada. Su máximo consejero es irónicamente muy diferente a su madre, puesto que Belinda no contó con una infancia como la de los niños comunes. “El profesor Anuar Saad me dice que yo no tuve infancia. No tuve barbies, no tuve patines, no sé nadar, no sé manejar bicicleta ni tantas otras cosas. Mi hijo siempre me inspira y me motiva. Me organiza la vida”.
“En mi vida siempre he sido una ‘carga ladrillo’ ya que me he vinculado con varios medios de comunicación”. Empezó desde muy joven a ejercer esta profesión gracias a Milvio De la Hoz, quien fue su profesor de redacción y le ofreció hacer sus prácticas en el noticiero “Totelar de la costa” uno de los más reconocidos en ese momento.
Grabando un día una jornada para la vacunación, se le acercó el que para ella es el padre de la redacción periodística en Barranquilla, el periodista Gabriel Forero quien lastimosamente ya partió de este mundo. Forero, al ver a la joven Belinda, notó su talento a primera vista, sumado a esa personalidad arrolladora que la haría célebre.
Forero decidió “adoptarla” en un sentido periodístico y fraternal. “Nadie se aguantaba el trote que imponía Gabriel Forero: Tenía formación militar y una personalidad muy correcta”, cuenta Belinda recordando lo aprendido con el exigente periodista, por el que pasaron varias generaciones de comunicadores que terminaron de formarse bajo su mando.
Cuando Belinda se sentía con nervios y dudosa de algo, lo llamaba y él la ayudaba. En sus pasos como reportera, Gabriel le enseñó algo que nunca se le olvidará: “Vea mija, cuando vaya a entrevistar a una persona nunca se le coloque al lado: debe ponerse de frente a ella. Porque, si la persona va a pasar, pasará en frente de usted y si la toca, le pega, o la empuja, se convierte en seguida en noticia”.
Belinda recuerda con mucho agrado esa época haciendo reportería, donde se sentía como pez en el agua. Emitía transmisiones en vivo comunicándose por radio con toda la audiencia. Esas mañanas, con Forero San Miguel, nunca las olvidará. Recuerda con mucho amor que la radio fue el instrumento de la comunicación y el periodismo que más le abrió las puertas para su vida laboral y personal.
Luego de mucho esfuerzo, llegó el momento de seguir adelante con diferentes proyectos como lo fue el noticiero Televista en el que presentaba las noticias nacionales al medio día y luego trabajar en Cosmovisión que hoy se conoce como CV noticias. Todo esto le generó miedo, pero como ella bien dice: “Debemos tener miedo porque eso significa que uno tiene un alto sentido de responsabilidad”.
La vida le siguió mostrando a Belinda la belleza misma de su espíritu. Una amiga muy cercana a ella le comentó que su prima había sido escogida para ser reina del Carnaval y quería que la apoyara en todo el proceso de las comunicaciones e inmediatamente aceptó. Empezó esa labor que tanto la apasiona durante el bando un 19 de enero, lo que para ella fue una experiencia inigualable por vivir esa cultura que representa a todo buen barranquillero.
Y fue precisamente después de la celebración de la famosa “muerte de Joselito” un miércoles de ceniza, cuando ella fue a recibir la señal de la cruz en su frente, que el mismo arzobispo de Barranquilla, monseñor Luis Eduardo Gómez, le comentó que le tenía una razón que sabía que le llamaría mucho la atención.
El doctor Mario Ceballos Araújo, rector y fundador de la Universidad Autónoma del Caribe, quería que la joven talentosa le colaborara haciendo unas vacaciones por un mes para sustituir a un docente que no se encontraba disponible en ese momento. Los 30 días pasaron y el doctor Ceballos le ofreció un contrato como docente. Lo demás, es historia.
Los tiempos cambian y los jóvenes también. Fue profesora, coordinadora, vicedecana y directora del programa de Comunicación Social y Periodismo. En el 2022 cumple 30 años de estar en la Uniautónoma. Es amante de su trabajo, le gusta estar siempre actualizada. “En redes sociales es muy inquieta con mensajes de superación social”, cuenta su colega y amigo, el profesor Jorge Peñaloza.
“Es una guerrera de la vida”, agrega Jorge. Y sí que lo es, Belinda es una de las pocas personas en esta vida que tienen el regalo, o como ella dice, “la bendición” de haber nacido 2 veces. Sí, nació el 25 de diciembre y renació el 6 de febrero de 2013 puesto que ese día tuvo una complicada operación que no todo el mundo la puede soportar. Siempre soñó con tener otro hijo. Al visitar al médico y realizarse una revisión para ver su estado se llevaron una triste sorpresa. Una hepatitis C estaba poniendo en peligro su vida ¿La solución? Un trasplante de hígado riesgoso por el tipo de cirugía a la que se debía someter.
Perro la vida es para guerreros y Belinda es una. No todos son capaces de soportar una pérdida severa de peso, de cabello, de ánimo y tener mucho aislamiento. Sin mencionar el daño psicológico por saber que una enfermedad estaría acabando con los días y las oportunidades de seguir viendo crecer a su único hijo. Ese mismo que rechazó una gran oportunidad de trabajo para poder estar cerca de ella. Ese mismo que le demostró cada día un amor tan sincero que hizo que todos se dieran cuenta que su madre es la mujer de su vida.
Para su operación, Medellín la acogió. Recibió una llamada donde le decían que existía en esa ciudad la oportunidad de empezar el proceso de su trasplante. No lo dudó, empacó y se embarcó. Al llegar, su devoción la llenó de una fe inmensa en que todo el proceso saldría a la perfección. De hecho, como su personalidad la caracteriza, antes de su operación posó para una fotografía donde sonreía como si fuera ganadora de un premio. Aunque, pensándolo bien, sí estaba siendo ganadora de un premio gigante: El premio de la vida.
Ya son ocho años desde que sucedió ese tormentoso momento. Belinda volvió a maquillarse temprano, a peinarse, a ponerse su pantalón y camisa formal (no le gusta usar jeans). Pudo volver a ponerse sus hermosas flores en el cabello… ¡peudo seguir viviendo!
Hoy, recuerda tanto una de las llamadas más importantes de su estadía en el hospital de Medellín:
“Mijita, usted está allá, pero tranquila que va a salir adelante ¿Dónde está usted hay una ventana? Dígame qué ve. Le respondí que un jardín, ¿Hay luz? Le respondí que sí, entonces me dijo que repitiera con él “Gracias Dios mío por permitir que diariamente un arcoíris brille para mí”. Esa es su frase, su lema del diario vivir. Esas doce palabras que su suegro le impregnó tanto que hacen que su oficina sea la única con puertas y ventanas abiertas para que la luz siga resplandeciendo por donde ella vaya.
* Sebastián García, Alexandra Martínez y Leandro Theran son estudiantes de la asignatura Crónica del Programa de Comunicación Social Periodismo de la Universidad Autónoma del Caribe.
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