
Luego de 15 días en una Unidad de Cuidados Intensivos falleció este viernes en Barranquilla por COVID-19 el propietario y fundador del reconocido restaurante Narcobollo, Carlos Molina Joly.
Desde su aparición a finales de los años 80 en Cartagena, Narcobollo se convirtió en un símbolo de la comida costeña que traspasó las frontetas. Hoy cuenta con sedes en Barranquilla, Cartagena, Bogotá y Miami.
La sede principal está ubicada en la carrera 43 con calle 85 de Barranquilla y es punto obligado de visita para los tutistas que llegan a la capital del Atlántico.
Chuletas, pasteles, empanadas, carimañolas, arepas e’ huevo, jugos naturales, y bollos de todo tipo (limpio, de mazorca, angelito y de yuca) hacen parte del menú de Narcobollo, que debe su nombre a una confusión que se presentó con la Policía.
«En la madrugada del 21 de agosto de 1989, un centenar de soldados y policías coparon la casa en Cartagena. Cayeron desde los tejados, arrancaron las rejas, tumbaron las puertas y tropezaron con unas pequeñas masas del tamaño de una mano, envueltas en hojas frescas. Eran puros bollos; bollos limpios, bollos de batata, bollos de coco, bollos de mazorca, bollos biches y con los bollos, suero y quesos», reseña la página web de Narcobollo.
«El local se llamaba Cafetería Los Molina, pero a partir de ese día, la gente del barrio, fascinada con el chasco, empezó a llamarlo Narcobollo. Con ese nombre fue finalmente registrado el negocio en 1990″, agrega el portal del restaurante.