
Un audio, una ofensa y una avalancha de memes convirtieron a tres mujeres del universo vallenato en protagonistas del chisme más viral de 2025. En tiempos de crisis, el país se distrajo con lo único que nunca falla: una buena pelea de faldas con sabor costeño.
POR ANUAR SAAD
Por estos días en el Caribe colombiano no se habla ni del dólar, ni del precio de la gasolina, ni del eterno hueco en la vía al mar.
Porque cuando se debería estar hablando de inflación, inseguridad o política, medio mundo digital decidió pararlo todo para ser testigos de excepción de la pelotera que sacudió el corazón del vallenato.
Los protagonistas: Dayana Jaimes, viuda del recordado Martín Elías Díaz; Lily Díaz, hija del desaparecido Diomedes Díaz; y la médica Betsy Liliana González, madre de Lily y exesposa del Cacique de La Junta.
El escenario: las redes sociales.
El resultado: una guerra de audios, insultos y memes que coronó al perrito Cope, mascota de la transportadora Copetran, como el personaje más famoso del Caribe.
Y es que medio país quedó pegado al celular por cuenta de una pelea de faldas porque, cuando el vallenato se mezcla con el amor, el despecho y las redes sociales, la cosa no se canta: se publica en historias de Instagram.
Humor, ironía y algo de reflexión
Pero si vamos a hablar de una pelea que se volvió viral, levantemos el telón. Imaginen una “versión vallenata” de telenovela, así:
Escena 1: Una Instagram-story se convierte en disparo de artillería desde el carrusel de memes.
Escena 2: La mamá entra como ese comodín inesperado que tira la frase que nadie esperaba (“la perra de Copetran”).
Escena 3: Usuarios en pijama, memes listos, “Cope” (el perrito de la transportadora) se vuelve estrella sin quererlo.

Escena 4: Mientras tanto, los verdaderos problemas del país siguen ahí, pero ¡Relajémonos! ¡alguien debía poner el like y compartir el meme. Y así fue: lo que capturó la atención del país por una semana, fue una pelea de faldas, vallenato y pantallazos de audio.
Cuando los audios reemplazan al acordeón
La historia arranca en pleno octubre de 2025, entre luces de ring y emojis de fuego.
Por un lado, Dayana Jaimes, viuda de Martín Elías Díaz, comunicadora con verbo afilado.
Del otro, Lily Díaz, hija de Diomedes Díaz y la médica Betsy Liliana González, recién convertida en mamá de mellizos y en protagonista involuntaria de la telenovela más comentada del mes.
Todo empezó cuando Lily subió unos audios a sus historias de Instagram en los que, supuestamente, Dayana la insultaba y le echaba en cara que su esposo —un tal Evelio Escorcia— la había dejado “por una moza”. En los audios se escuchaba a Dayana decir con voz calmada pero venenosa:
“Te dejaron por una moza, ridícula… duelale a quien le duela, siempre seré la viuda de Martín Elías”…¿Tú no te acuerdas quien es tú mamá…quién es tu papá?
Y claro, las redes se prendieron como fiesta de corraleja.
Llegó mamá Betsy con la artillería
Si algo tiene la farándula vallenata es que las mamás no se quedan calladas.
Así que apareció en escena Betsy Liliana González, madre de Lily, con la furia de leona herida. Tomó el micrófono virtual (o sea, su cuenta de Instagram) y descargó un monólogo que quedará en la historia de los audios costeños:
“Mi hija te abrió las puertas de su casa y vas y le pagas de esta manera, cul@&$#te al marido… vienes a hablar de versículos bíblicos, ¡eres una perra hijue@#, la perra de Copetran!”.
Silencio en la sala.
Los vallenatos se quedaron sin acordeón.
Y el resto del país —que hasta ese momento creía que Copetran solo servía para viajar de Barranquilla a Bucaramanga— descubrió que la famosa empresa tenía mascota. Un perrito blanco y peludo llamado Cope, que de repente se volvió el símbolo nacional del chisme viral.
La batalla de los memes
Las redes estallaron en carcajadas. Copetran agradeció los mensajes “de cariño” a su mascota. Y los internautas bautizaron el episodio como “la pelea de faldas más viral del vallenato moderno”.
Bastaron 24 horas para que Instagram, X y TikTok se llenaran de perritos, parodias, stickers y frases ingeniosas.
“La perra de Copetran viendo cómo la comparan con Dayana Jaimes” decía un meme, mostrando al inocente can con cara de preocupación.
Otros, más creativos, le pusieron sombrero vueltiao al animalito con el texto: “No fui yo, patrón”.

Y cuando uno pensaba que Dayana iba a desaparecer de las redes por la vergüenza, ella respondió… con ironía bíblica y una dosis de sarcasmo que haría sonreír al mismísimo Diomedes:
“Feliz cumpleaños al perrito de Copetran 🐶🎂”, escribió en X, acompañando el texto con una foto de Cope.
Fue la estocada maestra.
El público aplaudió. Los community managers de Copetran lloraron de risa. Y el país entero entendió que esta pelea ya no se resolvería con abogados, sino con memes.
Cuando el drama supera la razón
Mientras los titulares hablaban de elecciones presidenciales, situación en Venezuela y de los discursos de Petro, las redes seguían contando los capítulos de esta tragicomedia vallenata.
Dayana denunciaba que habían publicado su número de teléfono y que recibía amenazas; Lily pedía respeto… y Betsy prometía “dejarla sin pelo”.
El país, fiel a su ADN tropical, convirtió la vergüenza ajena en espectáculo nacional mientras que los internautas —esos jueces sin toga pero con Wi-Fi— dictaban desde la comodidad de un sillón, desde una hamaca o en la cama de su casa, sentencia entre carcajadas:
“Colombia no tiene industria cinematográfica porque no la necesita: tiene farándula costeña.”

Moraleja
En un país donde el drama se exporta mejor que el café, esta pelea digital nos recordó que la vida moderna se mide en pantallazos, audios y memes.
Que el linaje vallenato puede sobrevivir a los años, pero no a una historia de Instagram.
Y que, al final, el único ganador fue el perrito Cope, que pasó de ser la mascota de una transportadora a ícono nacional de la ironía caribeña.
Así que si la próxima vez escucha a alguien decir “la perra de Copetran”, no piense en buses ni en terminales: piense en la telenovela que unió a todos… en el chisme, la farándula y la risa.
Porque cuando el amor, el despecho y el Wi-Fi se cruzan en Colombia, no hay vallenato que aguante tanto verso.
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