10 de octubre de 2024

Ómicron en Nueva York: más contagios, menos muertes y escasean pruebas

Por ANUAR SAAD, especial desde Nueva York

Nueva York, enero 2 de 2022

A primera vista cualquier despistado transeúnte o turista emocionado que descubre por vez primera los encantos de Manhattan, mientras repasa las maravillas que ofrece Broadway y la Quinta Avenida, puede pensar que están regalando algo. Y es que largas filas de personas impacientes que retan al frío de las ocho de la mañana durante este invierno en Nueva York, llama la atención de cualquiera. Pero en esta mañana, así como las siguientes, no están regalando nada: son puntos fijos en las aceras para realizar pruebas gratuitas que te indicarán si eres positivo para Covid 19.

Pero desde hace tres semanas las cosas en la ciudad que nunca duerme empezaron a cambiar. El temible Ómicron puso en jaque a las autoridades sanitarias estadounidenses que informan a diario sobre cifras impensables de contagios que sobrepasaron ya, incluso, a las primeras del inicio de la pandemia.

Este sábado 1 de enero, el Estado de Nueva York informó de casi 24 mil infectados disparando las alarmas por un posible estrés que se pueda causar a las instalaciones de salud, pero sobre todo, a una preocupante demora en las tomas de muestra y, en algunos casos, la falta de insumos para las mismas. Muchos han advertido que las pruebas caseras que se conseguían en todos los supermercados, están escasas.

Los sitios que ofrecen la toma de muestras pagas –el valor oscila entre los 65 y 140 dólares de acuerdo con la prueba escogida- tienen que devolver a los pacientes: o no hay material para los test, o los turnos han sobrepasado la capacidad de los establecimientos. Desde hace una semana encontrar con facilidad donde te puedan hacer la prueba Covid sin esperar decenas de turnos (más de cien en muchos casos) es cada día más difícil.

Según un reporte de la cadena CNN, “los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades prevén que pueden morir más de 44.000 personas en las próximas cuatro semanas. En ese marco, las largas filas en sitios para hacerse las pruebas de coronavirus muestran un desafío extra que enfrenta ahora al país”

Y es que estar a la caza de dónde puedes ser atendido o de dónde tengan los insumos para la prueba es lo que ha hecho que exfuncionarios sanitarios comparen lo que se vive hoy en distintas ciudades de Estados Unidos con la cinta “Los juegos del hambre”, como cita el despacho de la reconocida cadena informativa.

Uno de los más fuertes críticos del gobierno Biden en torno al manejo de la pandemia es el ex director de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU, Rick Bright, quien calificó como absolutamente inexcusable” la caótica situación de la escasez de pruebas en ese país. Lo cierto es que las largas filas continúan y el desespero de los ciudadanos es cada vez más evidente.

Sin embargo, según informó la cadena Univisión, las nuevas hospitalizaciones y las muertes -hasta ahora- están en promedio muy por debajo de su pico de primavera de 2020 e incluso de donde estaban en esta época el año pasado, durante una ola de invierno que llegó cuando las vacunas apenas comenzaban, muestran los datos de la ciudad. El reporte noticioso de la citada cadena de noticias afirma que las salas de urgencias del Sistema de Salud Mount Sinai están atendiendo a un 20% más de pacientes -con todas las afecciones- en los últimos días, según el Dr. Eric Legome, que supervisa dos de las siete salas de urgencias de la red. Pero, al menos hasta ahora, «estamos viendo muchos más pacientes con coronavirus de tratamiento y liberación» que en olas anteriores, subrayó.

«Muy pocos requieren oxígeno o una estancia en el hospital», señaló Legome citado por Univisión y quien es quien dirige las urgencias de Mount Sinai West y Mount Sinai Morningside.

Hace unos días este redactor acudió a uno de los puestos privados de toma de muestras y se cercioró que la demanda sobrepasa las condiciones de los centros médicos. Lo más grave que dentro de las pequeñas salas se pueden aglomerar al mismo tiempo más de sesenta personas, muchas de ellas en evidente situación precaria de salud; otros que hablan por celular dentro del recinto sin el tapabocas y otros más que tosen y estornudan repetidamente mientras esperan ser atendidos.

La tensión que se vive tanto en las filas públicas como en consultorios particulares, lleva incluso a agrios roces entre los mismos pacientes que se pelean como aves de presa los puestos o agreden verbalmente a otro que consideran viola las normas de bioseguridad.

Médicos residentes en reconocidos hospitales han advertido de la odisea que representa apartar un turno para que los que se creen contagiados se hagan la prueba: “En realidad no hay turnos. Se atiende por orden de llegada y a veces las filas pueden tener más de 100 personas”, dice el doctor Juan Peñaloza que ha lidiado con la pandemia en Nueva York desde el inicio y quien considera que la situación actual de la gran capital, al igual que otras muchas ciudades estadounidenses es preocupante por el ritmo acelerado de los contagios, así las tasas de letalidad sean bajas.

Y en medio de este incierto panorama, el mundo aún no se explica como las autoridades locales, especialmente el saliente alcalde Bill de Blasio , diera vía libre a la realización de la tradicional fiesta de celebración de Año Nuevo en Times Square que, según esas mismas autoridades, se redujo el aforo de 70 mil a 15 mil aunque por las imágenes difundidas por la televisión, muchos creen que había por lo menos el doble de esa cantidad.

Expertos consultados sobre los peligros de haber permitido la realización de ese evento, Aseguran que en el mejor de los casos si solo el 1 por ciento de los asistentes eran contagiados Asintomáticos  –que equivale a 150 personas—la propagación del contagio sería exponencial.

A pesar de que en algunos sitios de servicio al público exigen el carné de vacunación y que en las calles la mayoría de los ciudadanos usan el cubre bocas, lo cierto es que la ciudad está a merced de la variante Ómicron, causante del 85% de los casos de Covid y a la fecha la logística, insumos, medidas de prevención, vacunación masiva y multiplicación de tomas de muestras, parecen ser insuficientes.

Es por eso que el panorama  que ya empieza a replicarse en los países de Sudamérica que ya entraron a la cuarta ola de contagios, no es nada halagadora. Pero en medio de todo el oscuro panorama el único alivio  llega de los estudios científicos que parecen corroborar que así como es de rápido el contagio de esta nueva variante, en personas vacunadas los síntomas no son más fuertes que la de un catarro común. Sin embargo, los muertos siguen sumándose en el mundo que aun no tiene la certeza de si alguna vez habrá normalidad.

Nueva York trata de resistir el embate violento de este nuevo pico y Las restricciones en horarios laborales, atención pública empiezan a incrementarse, mientras que los perpetuos neones que dan luz al encanto lujurioso de Brodway, lleno de ventas ambulantes, ofertas de souvenirs, monumentos maravillosos, museos, teatros y centros culturales jamás parecen apagarse.

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