
La tensión crece dentro y fuera de los muros del Vaticano mientras el mundo católico aguarda con ansias la posible aparición de la fumata blanca que anunciaría la elección del nuevo papa. Luego de cuatro votaciones sin acuerdo, la quinta ronda de deliberaciones —programada para esta tarde en la Capilla Sixtina — se perfila como decisiva. Así lo ha dejado entrever el decano del Colegio Cardenalicio , Giovanni Battista Re, quien expresó su esperanza de que «esta tarde se pueda ver ya la fumata blanca».
En declaraciones ofrecidas desde Pompeya, donde participó en un acto religioso, Re comentó: “Estoy particularmente contento de estar aquí al inicio del cónclave para que el Espíritu Santo sople fuerte y para que sea elegido el papa que necesita hoy la Iglesia y el mundo”. Su afirmación ha reavivado las especulaciones de los fieles y analistas sobre una posible elección inminente.

La quinta votación, clave según los antecedentes
Isabella Sciotti, reconocida vaticanista y comentarista de medios italianos, explicó en una entrevista para Blu Radio que existen fundamentos históricos y simbólicos que refuerzan la posibilidad de una decisión papal este mismo jueves.
«El pre-cónclave fue largo, primer punto. Segundo punto, si usted revisa los cónclaves del siglo XX y XXI, se da cuenta que no va más allá de la quinta votación», afirmó Sciotti. Esta mañana, al cumplirse esa quinta ronda, la especialista reiteró su convicción: «Yo estoy convencida de que hoy tendremos papa».
La periodista argumenta que el cardenal Re no solo expresó un deseo, sino una lectura fundamentada de las dinámicas internas del cónclave: «Él ha seguido y conoce a todos los cardenales, ha preparado las celebraciones y, si él cree que es posible, es porque percibe que ya hay un nombre preferido».
Unidad en la diversidad: un reflejo de la Iglesia global
Más allá del simbolismo del humo blanco, Sciotti abordó un aspecto fundamental del cónclave actual: las tensiones doctrinales y culturales entre las iglesias locales representadas por los cardenales electores.
«El mensaje que llegó hasta ayer fue que tenemos una Iglesia todavía dividida en cuestiones de doctrina, pero también porque cada región tiene sus propias batallas», explicó. En su análisis, esta pluralidad no debe verse como un problema, sino como una riqueza: «Es bastante sano. Da un mensaje casi de salud de la Iglesia: división en un sentido positivo, como un debate que nunca se para», sostuvo.
Las diferencias entre los cardenales africanos, europeos y americanos, con prioridades pastorales distintas, podrían estar demorando la elección, pero también garantizan que el futuro papa represente un equilibrio entre las diversas sensibilidades que conviven en el catolicismo actual.

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