
Un Biden confuso e incoherente por su apretada agenda y el jetlag sufrió el domingo por la noche un brusco corte mientras contestaba preguntas en una rueda de prensa, ya que le apagaron el micrófono y una música de jazz a todo volumen le sacó del escenario, como si se hubiera extendido demasiado en un discurso de una gala benéfica.
En lo que se suponía que debía ser una demostración de resistencia – ya que está circunnavegando el mundo en cinco días-, el veterano mandatario de 80 años hizo chistes incoherentes y bromeó sobre no saber si era de mañana o de noche, por lo que terminó el acto diciendo: «Me voy a la cama». Además, en el turno de los periodistas, no respondió a las cuestiones que se referían a China, ni a las que se centraban en Rusia y Corea del Norte, o al descontento de Ucrania por la declaración del G20 sobre la guerra, en la que no se nombraba a Moscú como agresor.
De ser reelegido el año próximo, el demócrata permanecerá en la Casa Blanca hasta los 86 años, una perspectiva que no agrada al pueblo estadounidense. En las encuestas, su edad es un importante hándicap que desborda los esfuerzos por presumir de sus éxitos económicos, sociales y diplomáticos.
De hecho, el 73% de los votantes está preocupado por la vitalidad física y la agudeza mental del octogenario, mientras que el 76% duda de su capacidad para soportar un segundo mandato, según un sondeo de opinión publicado el pasado jueves por la CNN.
Tienes que leer
Detenido el sospechoso del asesinato de Charlie Kirk: Tyler Robinson, un vecino de Utah de 22 años
Bolsonaro, condenado por intento de golpe de Estado contra Lula en Brasil
Análisis: «Asesinato de Charlie Kirk deja al descubierto la sangrienta fractura política de Estados Unidos»