20 de marzo de 2025

Turquía y la resurrección del imperio otomano

Si se despliega un mapa de Medio Oriente, Norte de África, Mediterráneo Oriental y Asia Central, es posible apreciar que Turquía está presente en varios de los conflictos que asolan la región.

BBC

Hace pocos años, Ankara decía tener «cero conflictos con sus vecinos».

Hoy está presente de forma controvertida en Siria, Libia y Nagorno-Karabaj. Tiene serios problemas con los kurdos en su territorio y en Siria, y una peligrosa confrontación con Atenas por Chipre, y con otros países por recursos energéticos en el mar Mediterráneo.

Igualmente, crecen las tensiones con Rusia, Estados Unidos, Israel, la Unión Europea y la OTAN.

Durante 600 años, con especial auge en los siglos XVI y XVII, el Imperio otomano dominó desde el sureste de Europa hasta los territorios que actualmente son Austria y Hungría, los Balcanes, Grecia, parte de Ucrania, Irak, Siria, Israel, los territorios palestinos y Egipto. Su poderío alcanzaba Argelia en el norte de África y gran parte de la península Arábiga.

El gobierno de Recip Tayyip Erdogan, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), que gobierna desde 2002, ha adoptado una política exterior cada vez más ambiciosa, con el trasfondo mítico de su pasado imperial.

Mapa

Potencia regional

Sectores civiles y militares turcos consideran que su país es una potencia regional emergente con fuertes capacidades demográficas, económicas y comerciales. Tiene fronteras con ocho Estados y el 74% de la población total (84.339.067 personas) profesa el islam sunita.

Turquía es uno de los Estados que se formaron tras el fin del Imperio otomano.

Desde 1928, es oficialmente secular. Sin embargo, el islam tiene un fuerte peso en la sociedad y la política. El presidente Erdogan se mostró inicialmente conciliador entre seculares e islamistas, pero ha formado un poder autoritario con marcada orientación religiosa.

Entre 2014 y 2016, Turquía promovió la política de «cero conflictos» con los vecinos y la mediación en disputas internacionales.

Así mismo, impulsó medidas no militares (soft power), como la apertura de embajadas en África y América Latina, cooperación al desarrollo Sur-Sur, influencia cultural (en particular las telenovelas), coauspició la Alianza de Civilizaciones y fue miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Como explica Kerem Öktem, del Centre for Southeast European Studies (Universidad de Graz, Austria), fomentó inversiones en los Balcanes y Medio Oriente, y la creación de una zona de libre comercio con Siria, Jordania y Líbano.

Santa Sophia en Estambul
Según el escritor turco Nedim Gürsel, en Turquía hay actualmente «una obsesión con el Imperio Otomano», algo que ve con malos ojos.

En el conflicto palestino-israelí, Turquía desempeña un papel importante y contradictorio. Por una parte, es pública la animadversión entre Erdogan y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Israel y Turquía se enfrentaron diplomáticamente en 2010 por la flotilla humanitaria para Gaza que fue apoyada por el gobierno de Ankara. Las buenas relaciones comerciales y militares se redujeron sustancialmente.

Turquía apoya la causa palestina y ha criticado a Estados Unidos por trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, en contra de múltiples resoluciones de Naciones Unidas.

Bahréin y Emiratos Árabes Unidos (EAU) han reconocido recientemente a Israel y cortado sus ayudas a los palestinos. Ankara ha aprovechado la ocasión auspiciando el mes pasado la primera de una serie de reuniones en Estambul para mediar entre las facciones palestinas enfrentadas de Fatah y Hamas.

Turquía, además, apoya a Qatar contra las presiones de Arabia Saudí y EAU, y es crítico del gobierno egipcio por su represión a los Hermanos Musulmanes. Pese a estas divergencias hay indicios de que las relaciones con Israel podrían mejorar.

Proyección de fuerzas

Erdogan ha ido ganando control sobre las fuerzas armadas (tradicionalmente seculares) y adoptó una actitud intervencionista con motivo de la «primavera árabe», cuando apoyó a los Hermanos Musulmanes en Egipto y a milicias islamistas contra Bashar al Asad en Siria.

Erdogan.
Las posiciones de Erdogan se radicalizaron desde el intento de golpe en 2016.

Sus posiciones se radicalizaron a partir del intento de golpe en su contra en julio de 2016.

Pero la crisis económica y financiera, y la fuerte presencia de refugiados sirios (3,7 millones) ha deteriorado al partido de Erdogan y le ha dado más peso al Partido de Acción Nacional, nacionalista y de ultraderecha, según Pinar Tank, investigadora del Peace Research Institute Oslo (PRIO).

Soli Özel, profesor en la Universidad Kadir Has (Estambul), considera que diferentes escuelas de pensamiento han promovido desde el final de la Guerra Fría que Turquía tenga una visión expansiva (la estrategia «Patria Azul») de sus intereses, y compita con las monarquías sunitas del golfo Pérsico por la hegemonía regional.

En la actualidad, se habrían fusionado las escuelas islamistas del PJD con la nacionalista, antioccidental y proasiática, en la que coinciden civiles y militares, que propugna la proyección de fuerzas y el establecimiento de bases militares, la reivindicación de derechos marítimos y ganar espacios geográficos, incluyendo varias islas bajo soberanía griega.

Tensiones en el Mediterráneo Oriental

Durante la Guerra Fría, Turquía era un fuerte aliado de Occidente como miembro de la OTAN y del Consejo de Europa.

Debido a su posición geográfica y sus características culturales, en la que conviven el islam con una fuerte tradición secular, se le consideraba un puente con Oriente a la vez que un muro de contención frente a la influencia de la ex-URSS y, en particular desde septiembre de 2001, del islam político radical.

Este esquema no estuvo exento de problemas. Ankara está enfrentada a Grecia, otro miembro de la OTAN, por la soberanía de Chipre desde que Turquía invadió el Norte de esta excolonia británica en 1974.

Mapa de Chipre y Turquía

En 1983 declaró la República Turca del Norte de Chipre, que no ha sido reconocida por la comunidad internacional. Chipre está dividida con una misión permanente de observación de Naciones Unidas.

En agosto pasado las tensiones entre Grecia y Turquía renacieron cuando el gobierno de Erdogan ordenó hacer prospecciones de gas en aguas de Chipre que están en disputa con Grecia.

Israel, Grecia, Chipre, Italia y Egipto están firmando acuerdos de cooperación para explotar el gas en el Mediterráneo y venderlo a Europa. Turquía considera que tiene derechos sobre esos yacimientos.

Alemania está tratando de mediar entre Grecia y Turquía, pero la cuestión ha dividido a los aliados de la Unión Europea (UE) y de la OTAN. Estados Unidos se ha alineado con Grecia.

Mapa sobre reclamos de Grecia y Turquía en el Mediterráneo.

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