Nuevo récord de casos diarios de Covid-19 registrado el miércoles, tasa de incidencia durante siete días al alza y hospitales cada vez más bajo presión: la situación de salud en Alemania está empeorando rápidamente. Esta cuarta ola podría ser la peor desde el inicio de la pandemia, aun cuando alrededor del 70% de la población adulta está vacunada. Un escenario que corre el riesgo de repetirse en otros países europeos.
Alemania ha tenido una serie de tristes récords en los últimos días en el frente de la salud. El país acaba de registrar, el miércoles 10 de noviembre, 39.676 nuevos contagios en 24 horas. Un nivel nunca alcanzado en casi dos años de crisis sanitaria, a pesar de que casi el 67% de la población adulta está vacunada contra el virus Sars-Cov-2.
Mientras tanto, la tasa de incidencia de siete días sigue alcanzando nuevas alturas. Tras superar el hito, el lunes 8 de noviembre, de 200 casos nuevos por 100.000 habitantes -que era el récord anterior-, este indicador, muy seguido en Alemania, siguió creciendo hasta situarse en 232,1.
Los cambios epidemiológicos respecto al año pasado
La situación también está empeorando en los hospitales. Si el número de ingresos de pacientes con casos graves de Covid-19 no es tan alto como hace un año, gracias al efecto protector de las vacunas, sí «hay un claro aumento», apunta Ralf Reintjes, epidemiólogo de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Hamburgo, contactado por France 24.
Las unidades de cuidados intensivos están incluso «más abrumadas que hace un año cuando no había vacunas», señala el diario Süddeutsche Zeitung. Primero, porque hay menos personal de enfermería debido a las dimisiones provocadas por el exceso de trabajo desde el inicio de la crisis sanitaria. En segundo lugar, porque es necesario atender a más pacientes con otras enfermedades. Hace un año, la contención limitaba la circulación de otros virus estacionales como la gripe.
Tantos indicadores llevaron al virólogo alemán Christian Drosten, tan popular en Alemania como puede serlo el Dr. Anthony Fauci en Estados Unidos, a hacer sonar la alarma. El martes, consideró probable la muerte de 100.000 personas más si no se hacía nada para detener el brote de la epidemia. «Y esa es una estimación conservadora», dijo a la radio alemana NDR.
Un cóctel de factores particularmente explosivo explica por qué la cuarta ola de Covid-19 en Alemania parece ser, en muchos sentidos, la peor. El más obvio es «un tercio de los adultos que aún no están vacunados, lo que representa a millones de alemanes, algunos de los cuales tienen comorbilidades que los hacen más propensos a desarrollar formas graves de la enfermedad», señala Till Koch, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Universitario de Hamburgo, contactado por France 24.
A estos no vacunados se suman todos los que formaron parte de la primera ola de vacunación entre finales de 2020 y principios de 2021. «Para ellos, los efectos de la segunda dosis -administrada hace más de seis meses- comienzan a desvanecerse, y están menos protegidos contra el virus», señala Ralf Reintjes. Estas primeras vacunas suelen ser para personas de edad avanzada que se encuentran entre las poblaciones de mayor riesgo.
El virus tampoco es el mismo. La situación sanitaria alemana «confirma que la variante delta es mucho más contagiosa que la cepa histórica de hace un año, incluso en personas vacunadas», especifica Ralf Reintjes.
El efecto de las elecciones generales en Alemania
Finalmente, «tenemos la impresión de que hemos vuelto a la vida normal con individuos que se comportan como antes de la pandemia», apunta Till Koch. Una verdadera bendición para el Sars-Cov-2, que puede circular mucho más fácilmente que hace un año, cuando los bares y restaurantes estaban cerrados y los alemanes eran mucho más respetuosos con los gestos barrera.
Una relajación que se explica, como en toda Europa, por un cierto cansancio respecto a todas las medidas de distanciamiento social, unido a «una falsa impresión de que gracias a las vacunas podríamos pasar página a esta crisis sanitaria», apunta Ralf Reintjes.
Pero también hay una especificidad alemana que se debería al «efecto de las elecciones generales», afirma este epidemiólogo. Durante la campaña electoral previa a la votación del 26 de septiembre, «la crisis de salud ha pasado a un segundo plano», explica. Además, los políticos prefirieron destacar sus aciertos en la lucha contra la pandemia, lo que hizo que «la comunicación sobre el riesgo para la salud fuera mala, dando la sensación de que todo iba mejor», deplora Ralf Reintjes.
Para los expertos entrevistados por France 24, la principal lección de esta cuarta ola en Alemania es «que hemos confiado demasiado en las vacunas en detrimento de otras medidas para combatir el virus, como las pruebas y las restricciones de tráfico», subraya Ralf Reintjes. «Ante tal variante, casi el 70% de la población adulta vacunada es simplemente muy poco para detener la epidemia», añade Till Koch.
Las lecciones para tomar acción preventiva en otros países de Europa
Lo que sucede en la nación es suficiente para provocar un sudor frío a otros países europeos que, como Francia, tienen tasas de cobertura de vacunación similares a las de Alemania. «Está claro que podemos pensar que lo que está sucediendo aquí es probable que vuelva a suceder a escala europea en las próximas semanas», reconoce Till Koch.
Ninguno de los factores, aparte del calendario electoral, es exclusivo de Alemania. El número de casos ya está empezando a dispararse en los Países Bajos y Dinamarca .
No es casualidad que el norte de Europa sea el primero en verse afectado. «Como todos los virus respiratorios, el Covid-19 es estacional y los países del sur del continente como España e Italia todavía están protegidos por temperaturas más suaves», explica Till Koch.
Pero tampoco es inevitable sufrir una nueva ola de récords en el Viejo Continente. «La ventaja es que se puede aprender fácilmente de lo que sucede en casa», dice Till Koch. Por tanto, sería imperativo no estar satisfecho con el 70% de la población vacunada, mientras que hace un año todavía se consideraba esta tasa como un santo grial para superar la epidemia. «También es fundamental que las autoridades hagan entender a la gente que la crisis de salud sigue ahí y que no debemos relajarnos, especialmente en este período invernal», dice Ralf Reintjes.
Por último, también se debería dar más espacio a otras medidas además de la vacunación. Y no se trata necesariamente de volver a soluciones económicamente dolorosas como los toques de queda o el cierre de bares o restaurantes. Para los dos expertos entrevistados, medidas como las grandes campañas de detección gratuitas permitirían detectar antes los casos de contagio y limitar así la propagación del virus.
*Tomado de France 24
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