
Han transcurrido 10 años desde la inauguración del Centro Cultural del Libro en Barranquilla, ubicado en la antigua casa Vargas, en la Avenida del Progreso con calle 33 y los libreros siguen manteniéndose firmes en el oficio en el que por más de medio siglo, suplen las necesidades de lectura de los barranquilleros.
En este edificio de tres pisos rondan las sombras de grandes escritores que tienen aquí resguardadas sus obras. García Márquez, Cervantes, Cortázar, Faulkner, Hemingway, Wolf, Twain, entre muchos más, reposan en esta mole blanca a la espera de que ávidos lectore se reencuentre con sus legados.
La construcción fue entregada en marzo de 2014 y en ella fueron reubicados 78 libreros en igual número de locales, como parte del proyecto de recuperación del espacio público del Paseo Bolívar y el centro de Barranquilla. El predio había ido adquirido por valor de 850 millones de pesos para que, 2 años después, se reubicaran los vendedores que antes funcionaban a la intemperie en plena plaza de san Nicolás, expuestos a la inclemencias del clima.

Su resiliencia los sigue motivando para no dejar que este oficio desaparezca, a pesar del embate de la tecnología, la aplicaciones móviles, los formatos de libros digitales que han cambiado las costumbres principalmente de los jóvenes. Sigue siendo un referente los inicios de la temporada escolar, que es la época en que más visitantes llegan hasta las puertas del Centro Cultural del Libro, para adquirir a un mejor precio los textos que se encontraban dentro de su lista de útiles escolares. Muchos también suelen hacer trueques con los vendedores, llevándoles los libros que ya no usan, para cambiarlos por otros.
En estos diez años desde que se ubicaron allí los 78 puestos de libros, muchos agradecen las condiciones más dignas en las que desempeñan su labor, aunque también deben sortear las dificultades a las que se enfrentan, en especial, las transformaciones de los hábitos de lectura por culpa del internet y la evolución de las redes y plataformas digitales.

Muchos de los que están ahí, promoviendo el hermoso hábito de la lectura, llevan medio siglo en el oficio. Y otros, más jóvenes en el arte de vender enseñanzas, aventuras, superación, conocimiento, idiomas y cultura en general. afirman que a pesar de los cambios que han dificultado de algún modo sus fuentes de ingresos, se mantienen firmes ahí, abriendo cada día su puesto, para preservar el oficio que tantas alegrías les han deparado a pesar de todo.
“No se vende lo mismo que se vendía hace vario años porque hay muchos factores que tenemos en contra como las plataformas de los colegios y los libros digitales; el aumento del costo del papel y el bajo hábito de lectura que existe en el país aunque los jóvenes están leyendo más y son lo que más frecuentan el lugar”, declaró Alberto Herrera Morales, uno de los vendedores.
Para él, hay escritores que prevalecen por siempre en el tiempo. “Gabo, prevalece. Como en el vallenato los Zuleta, él no tiene presa mala y se sigue vendiendo, agregó.

Por su parte, Marcos Lora, otro de los 78 libreros, tiene fe en que vendrán tiempos mejores y coincide con que lo jóvenes e muestran más interesados por la lectura y preguntan y adquieren especialmente novelas, libros de superación, de apoyo a independencia económica. “se percibe un mayor interés de lo jóvenes en lo libro y son los más asiduos visitantes de la galería porque también saben que acá se consiguen las obras a los mejores precios, explicó Marco Lora.
Mientras tanto ellos, los 78 libreros que siguen con la fe intacta en su oficio, esperan que todos los ciudadanos se acerquen al Centro Cultural del Libro, para que redescubran, en familia, el inmenso placer de leer.
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