Colombia hoy reafirmó que es un pálido espectro de lo que alguna vez fue una competitiva selección en el ámbito sudamericano. Los 90 minutos de hoy son un reflejo calcado de la incapacidad total que jugadores y técnico han demostrado en los últimos cinco partidos en los que de 15 puntos ¡solo ha conseguido cuatro! Además, amplió su ayuno de gol ante Paraguay con el lacónico empate 0-0 en el Metropolitano que más parece “casa ajena” que casa de la selección: todo el mundo se lleva de acá los puntos.
Este resultado, a pesar del espejismo de mantenerse en zona de clasificación con mendigados 17 puntos –sí, mendigados, porque los otros equipos con sus resultados favorecen a Colombia– la hace tambalear en la lucha por uno d ellos cupos hacia el mundial de Catar.
Sobre el papel, Rueda, planteó un equipo ofensivo teniendo como novedad a James Rodríguez como inicialista al que se le notó que está a años de lo que alguna vez fue su fútbol. pero los paraguayos no se despeinaron y, por el contrario, fueron los que generaron llegadas más clara de gol en el primer tiempo.
Al término de la fecha número 15, Colombia, con 17 puntos, ocupa la cuarta posición de la tabla, mientras que el equipo paraguayo ve muy lejana la posibilidad de llegar a Catar.
En el segundo tiempo Colombia manejó mejor el balón y aunque fue dominador, las poquísimas opciones que crearon los volantes fueron desperdiciadas por los delanteros. En especial, la que erró ¡otra vez! Duván Zapata que no encuentra el camino de gol con Colombia: está totalmente divorciado de la red contraria.
Para la segunda parte Colombia pone más carne en el asador con tres cambios: Cantillo, que mostró un buen nivel, Duván, siempre errático, y Valoyes, que fue ni fu ni fa. Los tres ingresaron por Cuéllar, Muriel y Borja. El seleccionador Reinaldo Rueda se juega una carta más para cambiarle el rumbo al partido, tras el empate 0-0 del primer tiempo.
A pesar de los embates de Luis Díaz, el más persistente y desequilibrante de Colombia, el gol no llega y se arriman al arco más por ganas que por talento que, para ser realista, no se encuentra en ninguna parte.
Al término del de la segunda mitad Colombia sigue insistiendo, pero la marca de Paraguay es inflexible, ordenada y apaga con facilidad los intentos “ a los empujones” de una selección Colombia a la que este director técnico –fracasado con Chile—le queda demasiado grande: no tiene identidad; no tiene ímpetu; no tiene orden y no encuentra de su mano táctica, la ruta del gol.
Nadie cree en Rueda, aunque medios oficiales y patrocinadores de la Selección sigan vendiendo humo. Aduladores de turno insisten en que “seguimos clasificados” queriendo tapar con ello el esperpento de futbol que tiene esta selección que, de llegar al mundial jugando así, sería el hazmerreír del torneo orbital.
Ni Muriel, ni Borja, ni Zapata y mucho menos Cuadrado y James, mostraron algo de lo que hace un año eran. Y mientras los jugadores siguen confundidos, lo peor, es que quien debe tener cabeza fría, serena, sensata e inteligencia en la lectura de los partidos, está fuera de foco: Rueda no va a ninguna parte y, lo peor, que ahora nos espera Argentina en Buenos Aires donde deberá salir a ganar para mantener el milagro de seguir en zona de clasificación.
El fútbol, en la Selección se fue hace rato y parece que nadie tiene la fórmula que encienda la lama del buen juego, ese mismo que brilla por su ausencia.
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