18 de marzo de 2024

Peor el remedio que la enfermedad: ¿A usted también «lo asaltó» Air-e?

Cada mediodía, cuando llego del trabajo a mi apartamento, y el celador se dispone a abrirme la puerta, elevo una silenciosa oración para que no me entregue el nefasto papel. Entonces Marcos sale a mi encuentro y, con un gesto, me dice que espere un momento. Desaparece dentro de la garita y sale con cara de tragedia esgrimiendo un papel blanco con azul.

-Llegó el recibo de la luz- me dice, entregándome la factura que recibo temeroso como si fuera un panfleto amenazante de las “águilas negras”. Pero yo sabía ya que eran ellos. Esos mismos que, cada mes, justo antes del día de la quincena, me “invitaban” a pagar la factura del servicio de energía. Abro con parsimonia el recibo, con miedo de develarlo en su totalidad, y miro la parte inferior que es donde está escrito el monto a pagar: no solo es más que el mes pasado, sino que es el doble: otra vez, Air-e, esa especie de asaltante silencioso, hace de las suyas.

Años atrás, en una de mis habituales columnas, había sostenido que no podía existir una empresa más mala que Electricaribe. Incluso, jugaba con la ironía de que los barranquilleros habíamos desarrollado destrezas para interactuar, divertirnos y trabajar, a la luz de las velas.

EN CONTEXTO: Lo que los costeños le debemos a Electricaribe

Pero solo basta con echar un vistazo a las redes sociales, los medios de comunicación, diarios, emisoras, y portales web, para darnos cuenta de que siempre Air-e es protagonista. Si no es por la queja de los usuarios que, como yo, se sienten asaltados cada vez que llega una factura, es porque sus funcionarios están dando a conocer los barrios que, cada día, no van a tener servicio de energía. Son tantos barrios de Barranquilla y de municipios del Atlántico que quedan a diario sin luz por los cortes “programados” de la empresa, que sería mucho más fácil que anunciaran cuáles barrios SÍ tendrán el servicio.

Y es que lo que muchos habían advertido, incluso antes de que entrara en funcionamiento, es hoy una realidad: el remedio está siendo peor que la enfermedad.

Con mi recibo de 662 mil pesos en la mano, no tuve otra opción que recurrir a las redes sociales y compartir mi amarga experiencia. No habían pasado veinte minutos de elevar mi protesta a través de Twitter y Facebook, cuando decenas de usuarios empezaron a reaccionar y a solidarizarse con mi indignación contra Air-e. Los comentarios eran variopintos: desde la señora de un barrio popular donde habitualmente paga 180 mil pesos y a la que le llegó ahora el recibo casi por 400 mil, hasta un colombiano radicado en Estados Unidos que propone hacer una demanda colectiva contra la empresa por sus interrupciones prolongadas del servicio y, por supuesto, por la exageración en el cobro de sus facturas.

Mientras tanto, la Procuraduría exigió explicación a la empresa de energía por los apagones en decenas de barrios de la ciudad y al mismo tiempo, el alcalde Jaime Pumarejo se pronunció en las últimas horas advirtiendo que los repetidos y prolongados cortes de luz son “inaceptables”, más aún, cuando ni siquiera los ciudadanos están advertidos de que pasarán más de 10 horas sin el servicio. Lo peor, es que son más frecuentes las interrupciones, pero las facturas por consumo en vez de bajar son más caras. Y ese fue otro punto que Pumarejo dejó en claro: las tarifas que cobra Air-e, son de las más elevadas del país.

Factura del mes de mayo de 2022: 662 mil pesos.
Tres últimas facturas: febrero, marzo y abril: el promedio es de 337 mil pesos

EN CONTEXTO: Cortes de luz son inaceptables: Pumarejo

Hoy, después de que Electricaribe ya es un recuerdo difuso, y cuando pensamos que nada podía ser peor, los costeños que dependemos de Air-e para el suministro de energía eléctrica, estamos aprendiendo una doble lección: sí es posible ser más deficiente y, además, sí es posible asaltar con más saña los bolsillos de los ciudadanos.

Mientras tanto, en declaraciones a los medios de comunicación, Air-e dice que los “percances” ocurridos se debe a la pésima red e infraestructura energética que heredaron de su antecesor. Que las suspensiones de servicios continuarán hasta que dejen a punto las subestaciones para evitar “males mayores”. En declaraciones a la emisora Blu Radio, el gerente de la entidad John Jairo Toro, dijo que si bien “entienden” a la gente, a veces hay emergencias que no dan espera. “A veces los equipos fallan. Corría en riesgo la subestación, los equipos e incluso, pudo haber daños humanos. Ante eso el operador tiene la obligación de apagar el equipo», explicó el gerente de Ai-re.Sobre los apagones

«Los apagones toca hacerlos para poder ejecutar las obras. Si no se hace un apagón, no se pueden realizar las obras. Hay que tener en cuenta que recibimos transformadores de más de 50 años, recibimos una infraestructura bastante mal. Treinta años de mal servicio no lo vamos a resolver en los 18 meses que estamos», explicó.

Lo cierto es que la ciudad no ha sido afortunada con las “renovaciones”. Está demostrado que los 18 meses de servicio de Air-e en las ciudades de la costa ha traído más dolores de cabeza, reclamos e indignación de la comunidad, que satisfacción por el servicio. Es el mismo caso –aunque temas distintos—del aeropuerto Ernesto Cortissoz: más de 600 mil millones de pesos para “renovarlo” y la gente afirma que, el viejo aeropuerto, es mejor que el adefesio oneroso que hay ahora en el que la inversión no se ve por ninguna parte.

EN CONTEXTO: ¿En ese adefesio se invirtieron $610 mil millones? No nos crean tan maricas

Y mientras apagones van y facturas escandalosas llegan ¿Quién responde por los cobros excesivos? ¿Quién asume las pérdidas del comercio y la industria por las suspensiones del servicio? ¿Quién garantiza, a la larga, que Air-e sí podrá superar las fallas que dice que encontró, si cuando adquirió a Electricaribe ya sabía en lo que se estaba metiendo? En resumen… ¿quién podrá defendernos?

Después del próximo apagón, se los cuento.

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