5 de octubre de 2025

La tía Vicky, el libretista y el abogado

ANUAR SAAD

La política colombiana está tan creativa que ya parece un casting de programa de concurso: por un lado tenemos a la periodista convertida en candidata, por otro, al libretista que ahora quiere ser presidente, y al final, al abogado que promete salvar la patria .

Y es que la campaña presidencial, a medida que avanza con precandidatos y candidatos, tiene todos los ingredientes de uno de esos reality: la tía Vicky, entre la “moralidad y la indignación”, grita; el libretista que le “escribió” su amor a Petro, redacta; y el abogado, autoproclamado “discípulo de Uribe”, objeta.

Aunque a lo lejos sigue aún vigente y retumbando un ¡Estudien, vagos! y se alcance a divisar por allá a un caricaturesco político que de “pinturita” pasó a “banderita”, quedémonos por ahora con estos tres personajes (tranquilos Dani y MariFer, ya en otra ocasión hablaremos de ustedes) para imaginar quién gobernará a Colombia: ¿la periodista, el guionista o el litigante?

La tía Vicky: la indignación hecha programa en vivo

Vicky Dávila entró en la contienda fiel al mismo estilo con el que manejaba sus micrófonos: a punta de gritos, con titulares escandalosos y con la convicción de que todos son mentirosos menos ella.
No acepta críticas ni le gusta que la lleven al plano de la discusión en redes. Ella no dialoga, “bloquea”. Hace años, en medio de un papelón terrible que la tía Vicky hizo al aire en una agria discusión con el periodista de Palacio Hassan Nassar, respondió bloqueandome (aun lo estoy) a esta columna (sigue el enlace) https://blogs.eltiempo.com/enblancoynergo/2020/02/17/las-equivocaciones-de-vicky-davila/ que tuvo miles de lectores.

Reconozco la importancia de la trayectoria de Vicky Dávila en el periodismo y también que todos podemos equivocarnos. El asunto es no tener la humildad para reconocer errores y terminar cayendo en lo mismo que se critica: ella, que tanto acusa a todos de falta de ética, en realidad violó la norma ética del oficio al durar meses haciendo campaña desde la trinchera de la Revista Semana, alternando el ejercicio del periodismo con su campaña presidencial.

A pesar de todo, las propuestas de la tía Vicky, la candidata, están bien encaminadas: giran en torno a la lucha anticorrupción, la defensa de la familia y la mano dura contra la delincuencia, la guerrilla y el narcotráfico. Así como De La Espriella, es una abierta opositora del gobierno Petro y las políticas de la izquierda.

La tía Vicky en las encuestas se mantiene como la reina de la derecha, con picos entre 13 y 15 %, aunque últimamente ha perdido oxígeno frente a nuevos jugadores y tal vez esté sintiendo pasos de “animal grande”.
Su problema es que necesita convencer a los votantes de que no es solo la “tía regañona” de la política, y la némesis de la moral, sino alguien capaz de gobernar sin arrogancia, aprendiendo a escuchar y convenciendonos de que la ética es mejor ponerla en práctica con hechos, que en arrebatos de dignidad.

El libretista Bolívar: de la ficción a la tarima

Mientras tanto, en medio de escenas y capítulos llenos de tramas que surcan la realidad y la ficción, Gustavo Bolívar, el célebre guionista de Sin tetas no hay paraíso, sueña ahora con ser el protagonista de la serie más ambiciosa de toda su carrera: “Con votos sí hay poder”.

Desde el interior del Pacto Histórico, donde se ha mostrado en su “nuevo papel” se perfila, como en uno de sus libretos, como el heredero natural del petrismo y el candidato que llevará adelante las banderas de la justicia social, la reforma agraria y la lucha contra la desigualdad, nichos de su partido político y sobre lo que se ha pronunciado con suficiencia, a veces ganándose la mirada desconfiada de su “actor principal”, Gustavo Petro,

El libretista aparece hoy en las encuestas liderando los votos de la izquierda y, en algunos sondeos, al borde del empate técnico con Dávila, en una eventual elección entre ellos dos.

Su reto es demostrar que puede pasar de “imaginarse el libreto”, a la ejecución,(lo que se le ha criticado hasta el cansancio al gobierno Petro) porque una cosa es escribir diálogos y escenas y otra muy distinta gobernar un país donde, si no logra consenso y acuerdos, el Congreso puede no solo editarle, sino “mutilar” sus “guiones”.

El abogado de la patria: Abelardo en campaña

Abelardo de la Espriella no escribe libretos ni dirige revistas o programas de radio, pero le sobra retórica de estrado. Ha convertido su candidatura en un alegato contra la izquierda, con discursos patrióticos y promesas de seguridad férrea. Se presenta como el “defensor de la patria”, aunque todavía le falta demostrar que puede reunir votos más allá de sus vídeos y post en X.

Su bandera es el movimiento “Defensores de la Patria”, y en la práctica su campaña parece un pugilato de alegatos en medio de un bufete electoral: serias y fuertes demandas contra la izquierda y promesas de gobernar un país para “la gente buena”, esa que, según él, no está en la extrema derecha sino en la “extrema coherencia”, caballo de batalla para explicar al pueblo sus alegatos.

Explica grandilocuente, con furia de “tigre”, como si estuviera en medio de un caluroso juicio, que la izquierda ha demostrado ser dañina para el país y que no transará, ni negociará con ellos a los que señala de “traidores de la patria”.

Aparte de abogado, empresario y en ocasiones cantante de ópera y corista vallenato, De La Espriella parece que también domina el arte de la peluquería: en la última semana ha “peinado” tanto a periodistas de diversos medios que se han sentado a debatir con él, como a la tía Vicky a quien le respondió con “guante blanco” a su afirmación de “no aliarse con quienes han defendido a delincuentes”, refiriéndose, entre otros, a la defensa que el abogado hizo del cuestionado Alex Saab. De La Espriella cerró el caso con su demoledor alegato final:
“Defendí a tu esposo como abogado, así como a Alex Saab, Natalia Ponce de León, Rosa Elvira Cely y muchos más”…

Sin duda, el tigre está firme y rugiendo: su crecimiento en encuestas recientes lo empieza a poner en la misma mesa de la tía Vicky, solo con dos semanas de haber salido al ruedo.

El triángulo electoral: ¿quién le gana a quién?

En primera vuelta (aunque como en el fútbol, en política nada es seguro) Dávila y Bolívar son los que arrancan con mayor ventaja, pero hay que esperar si el crecimiento del abogado sigue sosteniéndose para tener mayoría en favorabilidad, porque el que no ceda, a pesar de que tengan menos puntaje en encuestas, corre el riesgo de que ese papel de tercero en discordia termine fraccionando a la derecha y dejarle el camino más libre al libretista.
La opción de la derecha está en la unidad: de no ser así, La Tía y el Abogado, terminarán relegados como personajes secundarios en la nueva novela que escribirá el libretista.

En segunda vuelta, según marcan las tendencias, el libretista enfrentará a la periodista o al abogado y ellos tendrían que decidir si se convierten “en socios” —prestando los votos– o en el saboteador que divide el bloque de la derecha.
La historia juzgará.

Mientras tanto, el centro se sigue diluyendo con personajes como Fajardo, López, Oviedo y Galán que miran desde la tribuna, Seguramente Fajardo está todavía tratando de entender si el gobierno Petro fue malo, bueno, las dos cosas, o todo lo contrario…mientras Claudia López espera el momento oportuno para hacer lo mejor que sabe: sabalearse.

Cae el telón

La política colombiana se resume hoy en este curioso casting que parece tener como actores principales a una periodista que se vende como outsider, un libretista que promete escribir el mejor capítulo del petrismo, y a un abogado que ofrece defendernos de todo… menos de él mismo.
Y así, queridos lectores, la campaña se convierte en una tragicomedia donde la tía Vicky grita, el libretista redacta y el abogado objeta.

¿Quién gana? Eso, como en los buenos reality, lo decidirá el público.

About Author

Compartir
Compartir