El reciente anuncio del Banco Central de Venezuela acerca de cambios en la moneda que entrará en vigor desde el primero de octubre incluye el nuevo cono monetario con billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares y una moneda de 1 bolívar, y el bolívar digital.
El nuevo cono monetario es la tercera reconversión monetaria en que al bolívar se le reducen 6 ceros como se redujeron 3 y 5 ceros en las reconversiones monetarias de 2008 y de 2018, respectivamente.
La principal razón para esta medida es que la hiperinflación que llegó en 2019 a 9.585,5% y en 2020 a 2.959,8% ha llevado a que el deterioro de la moneda sea tan alto y la falta de efectivo sea tan aguda que el dólar se ha convertido en la moneda “de facto” en el país. El beneficio de esta reconversión es facilitar el uso de la moneda y los procesos contables y de facturación, mientras que el costo directo sería la emisión de los nuevos billetes y monedas y el ajuste de los sistemas contables y de pagos. Sin embargo, esta medida no va a tener ningún efecto real en la economía ni va a combatir la hiperinflación, pues para que esto funcione se necesitan importantes reducciones en el gasto público y ajustar el presupuesto sin que sea financiado por una mayor emisión monetaria con la debida auditoría y transparencia de las cuentas públicas. Por el lado de los ingresos, es esencial el ajuste al precio de la gasolina y en el mediano plazo, la reactivación del sector productivo para generar nuevas divisas que ayuden a equilibrar la balanza de pagos.
El bolívar digital es la versión digital del bolívar físico, por lo que su cotización será lo que determine el sistema de mercado cambiario venezolano. Esta moneda digital es diferente al bolívar electrónico y al petro, que es una versión del bitcoin.
El BCV no ha presentado ningún detalle de cómo funcionará el bolívar digital y la plataforma que lo soporte, lo que ha sido una fuente de incertidumbre entre los agentes económicos. En teoría, el bolívar digital puede facilitar el acceso al efectivo y a sistemas de pagos electrónicos a un sector muy amplio de la población sin tener que pasar por el sistema bancario. Sin embargo, también representa un gran riesgo para el país, pues puede originar mayor inestabilidad del mercado financiero, pérdida de la privacidad en las transacciones económicas y el Estado puede tener un mayor control de los movimientos monetarios, de crédito y de capital. Por ejemplo, China ha invertido importantes recursos en el desarrollo del yuan digital esperando que el yuan supere al dólar como la moneda oficial en el comercio mundial, pero su principal reto es su credibilidad a nivel internacional en parte por el temor de que sea utilizado como un instrumento de control y dominio más que como un medio de pago.
Aparte de los aspectos tecnológicos y el hecho de que una gran parte de la población no dispone de los dispositivos móviles requeridos para el uso de una moneda digital, un prerrequisito importante para el éxito del bolívar digital y evitar su fracaso como en el caso del petro es que la sociedad civil tenga confianza en el gobierno y exista una sólida base financiera, económica y de control que apoye la implementación de esta moneda. Esto implicaría la introducción de las medidas económicas mencionadas anteriormente, así como un cambio a un régimen político que goce con la confianza de la población para así reactivar la economía, y poder superar la actual crisis por la que atraviesa el país.
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