20 de abril de 2024

Las crónicas judiciales como inspiración en el canto vallenato

Por Luis Oñate Gámez, especial para Hora en Punto

A mediados del siglo pasado las comunicaciones no estaban tan avanzadas, las noticias llegaban con días, semanas y meses de atraso, dependiendo del sitio, y los periódicos de ayer no eran materia olvidada; tanto así que las peluquerías de muchos pueblos del Caribe se convertían en “contertuliaderos” donde los “inquietos” se reunían para leerse los periódicos de la semana y comentar los principales hechos noticioso.
Para ese entonces, la radio era el medio de comunicación más avanzado y el de mayor alcance, pero no todos podían hacerse a un costoso equipo receptor de radio para escuchar música, radionovelas y noticias. Quizás ese haya sido una de las razones para que en la región se diera el surgimiento de una especie de periodismo musical. Aunque entendidos sostienen que la música surge en el ser humano cuando éste siente la necesidad de comunicar un hecho por medio de los sonidos o trata de imitar la sinfonía de la naturaleza. 

El siniestro de Ovejas
Despuntando el año 1950 se presentó un hecho que dio origen a una de las crónicas judiciales de más renombre en el vallenato: el siniestro de Ovejas. Fue un accidente donde murieron calcinadas más de 30 personas luego de que un bus escalera, repleto de pasajeros y cargado con mercancías y pimpinas de gasolina, rodara por un precipicio y estallara en llamas.  
El juglar Carlos Araque Mieles, quien perdió en el accidente a su compañero y amigo Rafael Gutiérrez, dio a conocer la tragedia e inmortalizó el suceso en ese extraordinario merengue vallenato. Por su música y mensaje, la canción voló de manera veloz de pueblo en pueblo por la región Caribe, en especial en el mundo parrandero, años después Los Hermanos López y Jorge Oñate hicieron que traspasara fronteras y surcó aún más alto con la versión del Binomio de oro.
Tomando como base el tema de Araque y aprovechando el nuevo auge que tuvo la canción con el Binomio de oro, el periodista, documentalista y cineasta Ernesto Mccausland se interesa en la historia, ahonda en las investigaciones en torno al suceso y luego la lleva al cine con la película Siniestro, ganadora de premios a nivel nacional e internacional. 

En el siniestro de Ovejas/
hasta los santos lloraron/
y el recuerdo solo quedan/
Aquellos que se quemaron

De Ovejas a Badillo.
Varios años después, a unos 320 kilómetros de distancia de donde se presentó El Siniestro de Ovejas, se registró un nuevo hecho noticioso que permitió el nacimiento de La Custodia de Badillo, otra célebre crónica judicial vallenata. Esta canción del maestro Rafael Escalona Martínez ha sido grabado y tocado por centenares de conjuntos y orquestas alrededor del planeta.
Aún no está claro si lo que se perdió de la iglesia del corregimiento de Badillo Cesar fue una custodia o un valioso cáliz con incrustaciones de oro, tampoco existe certeza si se trató de un hurto o un extravío, pero la noticia judicial le dio la vuelta al mundo como un robo y a esa pintoresca población, situada a pocos kilómetros de Valledupar, han llegado miles de turistas, investigadores y aventureros tratando de seguirle el rastro a la magistral narración del maestro Escalona.  
Hay que reconocerle a Rafael Escalona Martínez su valentía para hacer esta crónica judicial, donde la principal sospecha recaía sobre el representante de la iglesia católica en esa localidad, más cuando para esa época la iglesia tenía un gran poder en la sociedad y en la administración misma.
Ni siquiera el llamado “robo del siglo”, perpetrado en octubre de 1994 en al Banco de la República de Valledupar, donde los ladrones saquearon la bóveda llevándose más de 24 mil millones de pesos, tuvo la repercusión y la vigencia noticiosa que a nivel global ha tenido La Custodia de Badillo. Algunos dirán que a ese millonario robo en Valledupar, le faltó una canción vallenata para perpetuarse como historia en el tiempo.

En la casa de Gregorio muy segura estaba/
una reliquia de pueblo tipo colonial/
era una custodia linda muy grande y pesada/
ahora por una liviana la quieren cambiar/
Se la llevaron, se la llevaron/
Se la llevaron ya se perdió…

En este folclor creo que hay suficientes historias como para hacer un amplio ensayo sobre la crónica judicial en el canto vallenato, el universo es bastante amplio, pero aquí solo me suscribí a dos canciones muy reconocidas, que sirvieran como botones de muestra.
¿Y usted cuál recuerda?

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