Por: Dayleth Deulofeut , Roxana Bermúdez y Carlos Murillo.*
Muchas veces cuando escuchamos la palabra ‘barrista’ la asociamos con violencia, riñas y drogas. Pero en realidad el barrismo logra la unión de muchas personas en torno a la pasión por un mismo equipo: el fútbol y su pasión los lleva a convertirse en una verdadera familia, en donde cada quien aporta lo suyo para hacer posible estar ahí, presentes, en cada juego de su equipo amado: su Junior del alma.
Aunque es sabido que entre las distintas barras hay disputas por diferencias de pensamientos, fanatismos, intolerancia e infiltrados en los barristas lo que en ocasiones causan riñas que terminan con consecuencias fatales, estos fieles seguidores siguen trabajando por un mejor convivir y en procura de un bienestar para todos los seguidores del equipo haciendo un llamado a la paz y la tolerancia. A sentir pasión, pero sin violencia.
Es tanto el miedo y temor que nos ha inculcado la sociedad, que tenemos un erróneo referente de los barristas. Cuando estuve hablando con varias personas cercanas a mí y les comentaba que me encontraba en la tribuna Norte Alta del Estadio Metropolitano Roberto Meléndez, lo primero que me dijeron fue: “ten mucho cuidado”. No ignoré la advertencia, pero sí me cuestioné sobre porqué debía tener cuidado, si cuando vivencias la experiencia de estar con ellos sólo hay gozo y alegrías.
Cada partido es un motivo de celebración, sin importar cuál sea el resultado. Durante todo el encuentro el calor y a la vez, la emoción se juntan. Ese mismo calor pasa a un segundo plano porque estás disfrutando el minuto a minuto del partido, con los instrumentales y coros propios de la barra.
En esa tribuna conocimos a un alegre e inspirador joven, Leonardo Santiago Mendoza, mejor conocido como “Mijito”. con el que te puedes darte cuenta de la pasión que despierta el equipo de sus amores.
Para poder costear sus gastos y estar presente en todos los partidos del Junior, vende manillas alusivas al Junior de Barranquilla y stickers del equipo. Además, vende prendas y conjuntos deportivos que lo ayudan a estar siempre ahí, presente, en cada juego.
A las afueras del estadio la barra estaba reunida. La vía estaba llena de esta hinchada que nunca abandona a su equipo. Entre música carnavalera y un ambiente ‘prendido’, la Tienda ‘La Hinchada’ era testigo de las actividades pro-fondos que realizaban los barristas; venta de chuzos, rifas, venta de manillas y artículos asociados con el equipo.
EL DATO
Los barristas son una cofradía que actúan en conjunto y que son solidarios para que todos puedan acompañar al equipo de sus amores. Sus cuartos son templos donde se veneran los colores de su escuadra y venden comida, accesorios y hacen rifas y sorteos, para recolectar dinero para mantener la causa común: apoyar a su Junior del alma.
Esta pasión y entrega no sólo se ve reflejada en las tribunas ni a las afueras del estadio, parece que el amor por este equipo estuviese inmerso en ellos. Es que hasta en sus casas se ve reflejada. Desde sábanas alusivas al Junior de Barranquilla hasta paredes con símbolos y frases propias de la barra se pueden encontrar en sus cuartos y casas donde habitan.
En el municipio de Malambo, Atlántico se encuentra la vivienda de Leonardo Santiago Mendoza. Este es el claro ejemplo de esto, desde que pisas su casa se percibe cómo ha plasmado su amor por el equipo en artículos de su hogar: sillas y televisor con stickers, y así mismo su cuarto.
Así como Santiago, Sebastián Márquez vive su pasión en el municipio de Soledad. Él también refleja su amor por el equipo en su casa. Al entrar a su cuarto puedes ver que hasta sus sabanas son del equipo rojiblanco.
Los barristas no sólo llevan a su equipo en articulos, sino que lo plasman en su piel, llevando así a todas partes un pedacito de su eterno amor. Cristian Hernández también es integrante de ‘La Banda de los Kuervos’; él, además de tener un gran dibujo en su cuarto que representa el apoyo y aguante de las barras durante los partidos, en su espalda lleva tatuada la frase “JUNIOR MANDA”.
Sin duda alguna, cada hincha representa el amor por su equipo de distintas maneras. Los barristas entregan su vida y la dedican completamente a esto. Más allá de sólo compartir gustos, se convierte en una familia en donde cada uno aporta su granito de arena para mantenerse.
Las palabras son cortas para definir el gran sentir del barrista. La emoción que sigue vigente sin importar los resultados es la evidencia clara que el barrismo apoya en las malas y en las buenas.
Ser barrista implica hacer sacrificios. Al ser incondicionales, van hacia donde el equipo vaya, incluso arriesgando su vida cuando no logran recolectar lo suficiente para poder viajar de manera segura en algún transporte. Optan por “tirar mula” hasta su destino, pero esto puede terminar en un trágico final.
Este amor y entrega ha sido desde siempre y para siempre. El barrismo mantiene viva la esencia de un equipo que ha tenido altibajos, dando su apoyo a los jugadores que entregan todo en la cancha.
* Dayleth Deulofeut , Roxana Bermúdez y Carlos Murillo son estudiantes de la asignatura de Crónica del programa de Comunicación Social de la Universidad Autónoma del Caribe.
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