
Estados Unidos ha publicado finalmente este viernes el muy esperado informe sobre fenómenos aéreos no identificados. La conclusión del reporte elaborado por la oficina del director nacional de Inteligencia es que no tienen respuestas por el momento para explicar cientos de avistamientos inusuales entre noviembre de 2004 y marzo de 2021. “Los datos se siguen recolectando y analizando”, afirma el documento elaborado con información recabada por las más importantes agencias de defensa, inteligencia y científicas de Washington.
El informe lleva semanas alimentando especulaciones sobre si Washington finalmente reconoce la vida extraterrestre y el avistamiento de ovnis, objetos voladores no identificados. El lenguaje burocrático que marca el documento deja claro que los expertos siguen a la búsqueda de elementos que expliquen de forma lógica 144 informes originados por agencias gubernamentales, 80 de estos captados por múltiples sensores. “La mayoría de los reportes describieron que fenómenos aéreos no identificados interrumpieron entrenamientos o actividades militares que ya habían sido planeadas”, consta en la versión pública del reporte. Una sección del documento continúa clasificado y lejos de los ojos del público, lo que hará crecer las teorías de conspiración.
La mayoría de los fenómenos fueron registrados por pilotos militares en los últimos dos años gracias a “que los mecanismos de reportes se hicieron más populares entre la comunidad militar”. Desde hace algún tiempo, los testigos de estos incidentes en los cielos han hablado. David Fravor contó que cuando pilotaba para la Armada entre 2014 y 2015 sobre las islas de San Clemente (al oeste de San Diego) algo comenzó a irradiar luces que desafiaban la física y a tener un comportamiento errático en el aire. El objeto no tenía motor ni escape visibles a pesar de estar a más de 9.000 metros de altura.
Washington admite ahora al menos 18 incidentes como el que describe Fravor. Son fenómenos aéreos con patrones y vuelos “irregulares”. Objetos que permanecían inmóviles ante fuertes vientos o que se movían en su contra; maniobras abruptas a altas velocidades “sin medios de propulsión”. El informe también reconoce que en “pocos” casos las naves militares procesaron energía de radiofrecuencia asociada a estos avistamientos.
“Hemos podido identificar con toda certeza un fenómeno. En ese caso identificamos el objeto como un gran globo desinflado”, señala el reporte. El documento añade: “Los otros permanecen sin explicación”.
El espionaje cree que existen “estigmas socioculturales” que impiden recolectar más información sobre los objetos voladores. El documento refiere que los pilotos menosprecian estos avistamientos y se quedan en silencio “para no poner en riesgo su reputación”. Esto dificulta el avance científico. Los autores del informe aseguran que los efectos se verán reducidos una vez que los científicos, políticos, militares e integrantes de áreas de inteligencia discutan en serio sobre el tema, algo que es cada vez más común en Estados Unidos.
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