En un evento marcado por el dolor, la nostalgia y el perdón, Rodrigo Londoño, Pastor Alape y Carlos Antonio Lozada, entre otros miembros de las antiguas Farc, reconocieron su responsabilidad por el secuestro de miles de personas en Colombia.
Frente a ellos estaban la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, quien estuvo más de siete años en poder de las Farc; Carlos Cortes, hijo del periodista Guillermo ‘la Chiva Cortes’, que pasó 205 días en cautiverio; Jorge Ignacio Echeverri, hijo del consejero de paz de Antioquia, Gilberto Echeverri, asesinado por las Farc, y muchas otras víctimas o familiares de víctimas de este crimen de lesa humanidad, informo el diario El País.
«Reconocemos que muchas de las personas secuestradas fueron sometidas a tratos indignos de su condición humana, padecieron agresiones físicas y morales que aumentaron innecesariamente su sufrimiento. También, que un alto número de las víctimas de secuestro terminaron perdiendo su vida hallándose en nuestras manos, y lo que es peor, sepultadas en algún lugar de la geografía rural, que, dadas las circunstancias de la confrontación armada, resulta hoy difícil de determinar con precisión», manifestó el exjefe de este grupo armado Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’.
El presidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco De Roux, afirmó que este espacio es un homenaje a los miles de secuestrados y desaparecidos de este flagelo, “de los que regresaron a sus casas luego que se les arrancará parte de sus vidas, de aquellos que murieron o fueron asesinados y de los que aún continúan secuestrados por distintos grupos”.
Las palabras más esperadas eran las de Ingrid Betancourt, quien estuvo cautiva por más de seis años en poder de este grupo guerrillero y por primera vez desde su liberación en 2008 estuvo cara a cara con sus captores.
“Hoy es 23 de junio y un 23 ustedes me secuestraron y un 23 murió mi papá”, afirmó y señaló que el valor del encuentro se basa en que: “quienes actuaron como señores de la guerra y quienes los padecieron, todos aquellos que estuvimos en el ojo del huracán de la guerra, nos levantamos al unísono ante Colombia, para decirle al país que la guerra es un fracaso, que solo ha servido para que nada cambie, y para seguir postergando el futuro de nuestra juventud”.
Agregó que jamás se imaginó llegar a afrontar un día como este y recalcó que la violencia nunca ha sido ni será la solución y que, si ellos pudieron escucharse y liberarse de las cadenas del rencor y de la venganza, Entonces podemos decir que el amor es más grande. Que hay esperanza y si hay esperanza, hay futuro.”
También dijo que todos queremos la paz, “pero la paz necesita un cambio profundo de nuestra relación con el otro, porque la paz es ante todo una relación humana, por eso, hoy hemos hecho el esfuerzo de reencontrar lo profundamente humano en el fondo de nuestros corazones, y de transformarlo en una palabra que sana”.
Frente al flagelo del secuestro dijo en medio de lágrimas, que le sorprendió que del lado de las víctimas todos están llorando, pero del otro lado no hubo ni una sola lágrima. «Espero que algún día podamos llorar todos juntos», afirmó.
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