3 de octubre de 2024

Toma del Capitolio de EE.UU: 4 muertos,15 heridos y 53 detenidos

La presidencia de Donald Trump tocó fondo con el asalto al Capitolio ayer. Un hecho sin precedentes alentado por el propio mandatario, que arengó a sus seguidores congregados frente a la Casa Blanca con teorías conspirativas, falsas esperanzas y un supuesto fraude sin pruebas.

Cuatro horas de horror, cuatro muertos, 14 policías heridos y más de 52 detenidos fue el saldo de la jornada más convulsa de la reciente historia de EE. UU., cuya democracia tras cuatro años de gobierno de Donald Trump está resquebrajada es inestable.

“Así es como se disputan las elecciones en una república bananera”, declaróGeorge W. Bush, expresidente del Partido Republicano, el mismo al que pertenece Donald Trump, en un comunicado emitido anoche en el que calificó de “insurrección” el asalto al Congreso que, dijo, “ha sido llevado a cabo por personas cuyas pasiones han sido encendidas por falsedades y falsas esperanzas”.

En todo este cuadro hay varios momentos importantes a tener en cuenta que explican el motivo del caos que se vivió durante algunas horas.

Donde todo comenzó

La presidencia de Donald Trump tocó fondo con el asalto al Capitolio ayer. Un hecho sin precedentes alentado por el propio mandatario, que arengó a sus seguidores congregados frente a la Casa Blanca con teorías conspirativas, falsas esperanzas y un supuesto fraude sin pruebas ni asidero.

Al ritmo de “Macho man” una canción de los años 80, Trump llegó al estrado dispuesto para hablarles a sus seguidores y entonces volvió a llamar a Biden “presidente ilegítimo” y alborotó los ánimos. Acto seguido, los manifestantes se congregaron frente al Capitolio y al grito “Trump ganó”, tumbaron cuatro barreras que protegían el edificio, desbordaron a la policía que lo custodiaba y provocaron caóticas escenas: trumpistas rompiendo vidrios, escalando el edificio, tomándose las oficinas de los congresistas y reemplazando las banderas de EE. UU. por las de Trump

Las salas y oficinas del Legislativo fueron asaltadas por cerca de 10.000 trumpistas, según recuentos de la prensa local, que reportó cómo los 534 legisladores reunidos en el Capitolio (435 representantes y 99 senadores) tuvieron que ser llevados al sótano del edificio. En la arremetida, una mujer recibió un disparo letal de la Policía y otras tres personas fallecieron por urgencias médicas. La Casa Blanca guardó silencio y los Departamentos de Seguridad Interior y Defensa e abstuvieron de intervenir.

Lo peor de la jornada, entre todo lo grave que sucedió, fue el mensaje de Donald Trump, tres horas después de comenzado el asalto: en su cuenta de Twitter colgó un mensaje pidiéndole a sus seguidores que se fueran a la casa pero insistió: “Tuvimos una elección y nos la robaron. Fue una elección en la que arrasé. Y todo el mundo lo sabe, sobre todo los del otro bando”, insistió.

Una policía confundida

Una de las cosas que más sorprendió de todas las imágenes que se transmitieron fue la actitud de la policía y de las autoridades que contuvieron a los manifestantes. No porque no hicieran o no lo correcto, sino por lo que hubiera pasado si no se hubiera tratado de simpatizantes de Trump. “Había gente hasta en la segunda planta del Capitolio”, afirmaba todavía con la emoción en el cuerpo el veterano del Ejército de EE. UU. Kevin Loftus, uno de los cientos de manifestantes que este miércoles irrumpieron violentamente en el interior del histórico edificio, en pleno corazón de Washington DC.

“Me hice dos selfies y luego la Policía comenzó a echar gases lacrimógenos contra nosotros y tuvimos que salir”, indicó Loftus. Justo en ese momento de su narración una mujer se acercó a él para preguntarle si él era un “influencer” y si tenía cuenta de Instagram “porque esta manifestación está llena de gente conocida”, a lo que Loftus respondió complacido que no, pero que le gustaría serlo.

Según reportes de prensa, el Departamento de Defensa se negó a acceder a la petición de la policía del Capitolio de enviar refuerzos. El Departamento de Seguridad Interior, que es el equivalente en EE. UU. del Ministerio del Interior, tampoco hizo nada. Solo cuando el asalto ya llevaba dos horas en marcha, el Ejecutivo anunció que iba a enviar tanto soldados como policía al Capitolio.

“La Guardia de D.C. (Distrito de Columbia, donde se encuentra Washington) ha sido movilizada para apoyar a las fuerzas de seguridad federales”, dijo el portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, en un comunicado. Fuentes del Ejército de tierra de EE.UU. precisaron al diario The New York Times que los movilizados eran todos los componentes de la Guardia Nacional en el distrito, es decir, 1.100 militares reservistas.

Los republicanos llevan su tajada

Los mismos republicanos tienen cierta responsabilidad por todo el espacio y el apoyo que le han dado al mandatario, a pesar de que muchos se bajaron del barco antes de que iniciara la sesión de hoy, como ocurrió con el jefe del Senado, Mitch McConnell, quien abrió el evento diciendo: “Los Estados han hablado. Estamos en la votación del Senado más importante de la historia”. Lo mismo ocurrió con el vicepresidente Mike Pence quien, en un comunicado, afirmó que de haber estado en la sesión se hubiera atenido a la constitución y hubiera validado la elección de Joe Biden, cosa que desató la ira de Trump.

Sin embargo, al menos trece senadores republicanos y más de cien congresistas de ese partido en la Cámara Baja habían adelantado que presentarían o respaldarían objeciones a los resultados en varios estados. Los senadores, liderados por Ted Cruz, aseguraban que no pretendían revertir el resultado de las elecciones, sino dar voz a aquellos que creen que los comicios no fueron justos, a pesar de que no hay ninguna prueba de que hubiera un fraude o irregularidades masivas, como denuncia Trump.

Los legisladores pedían, sin muchas posibilidades, que el Congreso cree una comisión electoral para “llevar a cabo una auditoría de emergencia con una duración de diez días de los resultados electorales en los estados disputados”, afirmaron en un comunicado conjunto el sábado.

El círculo del mandatario, uno de los responsables

Sin lugar a dudas el círculo cercano del mandatario se encargó de lanzar mensajes durante la semana y motivar a los manifestantes llegar hasta las últimas consecuencias. La decisión de Pence de no apoyar a Trump fue un gesto que llegó muy tarde para contener el caos que se desató.

Además, los hijos del presidente, Erik e Ivanka, se encargaron de alentar las manifestaciones y, aunque no se sumaron al discurso violento que suele utilizar su padre por el cual Twitter le bloqueó su cuenta durante 12 horas, con la amenaza de que si continúa difundiendo mensajes que inciten al odio podrían hacerlo de forma permanente, sí estuvieron siguiendo de cerca el evento alentando a los manifestantes para manifestarse.

De hecho, Ivanka, en medio del alboroto, se refirió a las personas del capitolio como patriotas, lo cual fue duramente criticado: “Patriotas estadounidenses. Cualquier falta de respeto contra nuestras fuerzas de seguridad es inaceptable. La violencia debe cesar de inmediato. Por favor, sean pacíficos”.

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