19 de abril de 2024

La Constituyente y el control del poder

Por: Alfonso De La Cruz Martínez*

En 210 años de vida republicana, Colombia ha tenido 10 constituciones: las de 1811, 1821, 1830, 1832, 1843, 1853, 1858, 1863, 1886 y 1991. La última constitución es producto de un gran acuerdo nacional que puso punto final a la existencia de varios movimientos guerrilleros y dotaron al poder político de unos elementos que lo hacían más garantista y más democrático. La constituyente fue el escenario de convergencia de todos los sectores políticos, por primera vez las minorías tenían representación política, por primera vez, en la misma mesa se sentaban liberales y conservadores, los de la izquierda y la derecha a construir la estructura que tendría el poder estatal y las garantías que tendríamos los ciudadanos, todo un sueño.

La gran diferencia entre la constitución de 1886 y la de 1991, es que la última realmente ubicaba a Colombia en la modernidad legal: el Estado de Derecho, algunas fórmulas del Estado de Bienestar, el activismo constitucional desde la ciudadanía, una estructura de control del poder político que permitiría el equilibrio entre las instituciones. Pero lo que más me gusta de la constitución, es la creación de un tribunal capaz de interpretar y salvaguardar la constitución. La Corte Constitucional ha sido el perro guardián ante todas las intenciones que llegan de todos lados para cambiar el espíritu de la carta. Con aciertos y desaciertos, con opiniones conservadoras y otras progresistas, pero hemos contado con la fortuna que ha prevalecido el derecho antes que la política y ese tribunal nos ha librado de muchos males.

Al poder no le gusta ser controlado, los que me leen, habrán leído las tantas veces que he dicho que la naturaleza del poder político es a no dejarse controlar, a desbordarse. En ese orden de ideas, el poder político ve en las decisiones que modifican su curso, la necesidad de reforma. Ya hemos visto como Estados con mayor desarrollo institucional y económico, y con mayor tradición histórica, no han necesitado de un extenso texto constitucional para ser y crecer, ya verán ustedes que Inglaterra tiene una constitución no escrita, pero su larga tradición, el respeto natural que sus ciudadanos y sus políticos tienen por las instituciones, les permite mantener la estabilidad institucional. En Estados Unidos, por ejemplo, la constitución que aún los rige fue escrita en 1787, con solo 7 artículos y en 233 años, solo ha tenido 27 enmiendas, evidentemente, el problema no es la Constitución.

La joven constitución colombiana tiene 29 años, seguro que más joven que muchos de ustedes, nuestros padres vivieron bajo la confesional, católica y apostólica de 1886. Pero a pesar de su juventud y benevolencia, ha sido sometida a 46 reformas, de las cuales 5 han sido declaradas como inexequibles por la Corte Constitucional. Encontramos adefesios como la incorporación del principio de sostenibilidad fiscal, con su incidente de impacto fiscal, que no es otra cosa que el poder que tienen altos cargos del Estado para pedirle a los magistrados modular el impacto fiscal que tiene los fallos. A la Corte Constitucional no le pareció que eso quebrantara la separación de poderes; no sé cuantos incidentes de impacto fiscal se han presentado, no creo que muchos. Reelección presidencial, cuando el constituyente de 1991, calculó los periodos, para que el tiempo en que se ejerce el poder ejecutivo, también fuera un medio de control.

Entiéndalo señores, de una vez por todas, el problema no es la Constitución de 1991, el problema son ustedes. A los que les incomoda la tutela, a los que les incomoda que cualquiera pueda llegar a los gobiernos locales, a los que les incomoda tener que guardar silencio y asumir los fallos que les son contrarios. Que fácil les resulta cada vez que algo no sale como ustedes lo quieren, acusar a la Constitución de lo que es culpa de ustedes. Permitan que el Estado de Derecho se desarrolle y consolide, implementen las fórmulas del Estado de Bienestar, empoderen a la gente del activismo constitucional, pero sobre todo, respeten a las instituciones, desconocer los fallos y llamar a la desaparición de quienes lo emiten, es una afrenta a la institucionalidad.

Por último, entiendan que la JEP se la inventó Santos no solo para aplicar medios de justicia transicional a los desmovilizados en el proceso de paz con las FARC, lo hizo también para libarse él y librar a todos los que han tomado decisiones que al concretarse han vulnerado el Derecho Internacional Humanitario. Eliminarla, le da entrada a que sean Tribunales internacionales los que juzguen casos como los falsos positivos.

*Ciudadano en términos Aristotélicos.

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