17 de abril de 2024

Con detención de Uribe, polarización quedó a la orden del día

Las viejas y peligrosas tensiones políticas entre la izquierda y la derecha se recrudecieron desde este martes en Colombia tras la decisión histórica de la Corte Suprema de Justicia de ordenar la detención domiciliaria del expresidente Álvaro Uribe, diez años después de dejar el poder.

El país espera expectante el contenido del fallo contra Uribe para saber si tiene otros alcances, más allá de la detención domiciliaria que puede prolongarse por un año, y los motivos que llevaron a los magistrados de la Sala de Instrucción de la Corte a tomar esa medida que, según juristas, es habitual para impedir que el acusado pueda obstruir la Justicia o incluso escapar.

Las reacciones encontradas no excluyeron al Presidente Iván Duque que atacó a su propio sistema judicial el martes por perseguir a su mentor, el expresidente Álvaro Uribe. Duque hizo sus declaraciones después de que Uribe se lamentara de “la privación de mi libertad” en Twitter, lo que alimentó la especulación generalizada en Colombia de que el expresidente estaba a punto de ser detenido por la Corte Suprema, lo que efectivamente se pudo comprobar minutos después.

Uribe, que tiene al menos quince procesos abiertos solo en la Corte Suprema por diversos delitos, ha comparecido siempre a las citaciones de la Justicia y ahora deberá aguardar privado de la libertad, aunque en su propia casa, el desarrollo de este caso.

Uribe sería el primer presidente colombiano en la historia moderna en ser detenido.

Mientras que otras naciones en América Latina han abordado agresivamente la corrupción en los últimos años, a veces con juicios a presidentes, Colombia no ha hecho lo mismo.Poco después de que Uribe lamentó en Twitter su inminente aprehensión, el presidente Duque denunció que a su mentor no se le permita esperar la resolución de su caso en libertad, algo que se les ha permitido hacer a algunos criminales y guerrilleros.

“Duele como colombiano”, dijo Duque, que “a un servidor público ejemplar, que ha ocupado la más alta dignidad del Estado, no se le permita defenderse en libertad, con la presunción de inocencia”.

También está por saberse qué pasará con el escaño en el Senado de Uribe, que hasta esta mañana participó en las sesiones virtuales del legislativo ya que por la pandemia de Covid-19 no hay debates presenciales.

La detención domiciliaria del expresidente expuso nuevamente la profunda división política colombiana donde la mitad del país lo venera como el «salvador de la patria» por su lucha frontal contra las FARC durante los ocho años de su Gobierno.

La otra mitad quiere verlo tras las rejas por los crímenes a los que se le vincula, desde matanzas de campesinos a manos de paramilitares hasta la ejecución de civiles por parte de militares, los llamados «falsos positivos», pasando por la corrupción y el espionaje de opositores e incluso de magistrados de la Corte Suprema, la misma que hoy lo tiene contra las cuerdas.

Esa polarización se hizo evidente en las reacciones a la decisión judicial e involucró incluso al Presidente colombiano, Iván Duque, que hoy rompió una lanza por su mentor y jefe de su partido, el Centro Democrático, creado por Uribe en 2014 cuando se distanció de su sucesor, Juan Manuel Santos, y se convirtió en jefe de la oposición a su Gobierno y a las negociaciones de paz con las FARC.

Los defensores de Uribe se volcaron hoy a las redes sociales para criticar que la misma Corte Suprema que hoy procede contra él es la misma que en mayo del año pasado ordenó la libertad del jefe guerrillero Seuxis Paucias Hernández, alias «Jesús Santrich», cuando estaba detenido por narcotráfico y pedido en extradición por Estados Unidos.

La contraparte de Uribe en este proceso, el Senador Iván Cepeda, del partido de izquierdas Polo Democrático Alternativo (PDA), aseguró que la Corte examinó «abundante material probatorio que sustenta» su determinación que, aunque no tenga aún carácter condenatorio porque el proceso todavía está en la fase de instrucción, abre el camino para que el expresidente responda por sus actos ante la justicia.

«Considero que esta es una decisión que nos ayuda a consolidar la democracia en Colombia. La lección que hoy nos da esta decisión es que no hay personas en Colombia que estén por encima de la justicia y de la ley por muy poderosas e influyentes que sean», dijo Cepeda en una rueda de prensa.

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